Orígenes del asentamiento

El poblado de El Pueyo

Nos encontramos ante un asentamiento prerromano, seguramente vascónico anterior, incluso, al siglo II a. C. Sin embargo, según los últimos hallazgos arqueológicos, su ocupación llega hasta los siglos VIII y IX d. C., momento en que esa parte de la ciudad debió protegerse por una monumental muralla. De la época romana quedan restos de un gran almacén para el grano (horreum) y de maquinaria para la fabricación de aceite y de vino además de varias viviendas y tiendas (tabernae) en proceso de estudio.

En busca de un nombre

Se ignora el nombre que la ciudad tuvo para quienes la habitaron, y también aquel con el que pudieran conocerla los romanos a su llegada a la zona hacia el 195 a. C. En los años que se han dedicado al estudio de este yacimiento han sido muchos los posibles nombres antiguos que se le han atribuido, como Clarina, Muscaria o Atiliana. Pero el que actualmente se considera más plausible es el de Tarraga,​ la Teracha listada en el Ravenate (IV 311, 11), que es una civitas foederata según los listados de Plinio (Nat. Hist. III, 24) relativos al convento jurídico de Caesaraugusta, que sería la Tarraga vascona citada por Ptolomeo (II 6, 66), en la vía de Caesaraugusta a Pompelo, aunque dicha vía no se cite en el Itinerario de Antonino.​ En cualquier caso, solo la aparición de alguna inscripción pública en las excavaciones futuras, en la que figure el nombre de la ciudad, podrá resolver esta incógnita.

Hallazgos y vestigios

Qué nos cuenta el Yacimiento

Distribución

Quince siglos de vida

Antes de que Roma llegase a la Comarca de las Cinco Villas, probablemente el montículo de El Pueyo ya estaba articulado como una importante ciudad. Y se mantendría ocupado durante casi quince siglos, resumen de la evolución histórica del lugar. Con la llegada de Roma, este espacio se articuló con viviendas siguiendo el modelo tradicional indígena y acogió un gran depósito para el almacenamiento de agua acaso construido hacia el cambio de Era. El horizonte mejor conocido de la ocupación de El Pueyo corresponde a los momentos en que la parte baja del área urbana ya estaba abandonada o era un campo de ruinas: del siglo IV al IX d. C.

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Defensa

Ciudad fortificada

Seguramente fue el poder visigótico o ya el islámico el que dotó al lugar de una notable muralla doble que fortificó al reducto poblacional que se refugió en el lugar. La estructura urbana sufrió algunas variaciones durante el siglo VI, en que alguna de las viviendas padeció un aparatoso incendio, y, especialmente, entre los siglos VIII y IX en que se convirtió en solar de un importante poblado emiral. Durante el siglo X aun hubo margen para colocar un torreón faro, en línea con otros que defendían esa parte de la frontera cristiana de las Altas Cinco Villas.

Pasión por la arqueología

Los frutos de nuestra campaña de excavaciones

Las excavaciones de 2016 y 2017 en el lugar han aportado un notable lote de material cerámico de los siglos VIII y IX d. C. así como el hallazgo de una singular escápula de hueso con texto en árabe.

Escapula de hueso encontrada en Los Bañales
Distribución, extensión y sistema urbanístico

Cómo estaba distribuido el Pueyo

Teniendo en cuenta los resultados de las distintas campañas de prospecciones realizadas en el entorno de Los Bañales hasta la fecha, se calcula que la ciudad ocupó una superficie aproximada de 24 hectáreas, entre la ladera sur del cerro de El Pueyo y el montículo de El Huso y La Rueca (503 m.), al fondo del valle, dos grandes y toscas piedras en posición vertical, levantadas en época romana y cargadas de viejas leyendas de gigantes y de sansones, posiblemente un hito terminal de la ciudad, al pie del paso de la vía.

El cerro de El Pueyo, un pequeño promontorio de 567 metros de cota y algo menos de un centenar sobre las tierras circundantes, es posiblemente el punto de origen del poblamiento de la zona en época prerromana, romanizado en distinta medida en cada una de las tres terrazas en las que está estructurado y según las últimas evidencias conocidas, muy probablemente ocupado hasta el siglo ix de nuestra era, cuando la ciudad ya hacía siglos que estaba en proceso de desmantelamiento y sus habitantes dispersos por el territorio.

Desde el punto de vista doméstico, el sistema urbanístico varió en cada una de las terrazas. Así, en la más inmediata al foro, una calle central -parcialmente excavada por José Galiay y aún hoy visible- servía de eje para que las viviendas se dispusieran en torno a ella de modo radial. Protegiendo la segunda terraza se conservan restos de una muralla realizada con grandes sillares y en el punto más alto del cerro vestigios de un edificio monumental, tal vez un templo de factura romana, manteniendo el uso que pudo tener esta misma zona en época prerromana, ya que desde este punto se domina visualmente todo el valle.