Situación estratégica
Aprovechando un gran valle natural en cuyo interior debió brotar un manantial hoy extinto, los romanos decidieron construir un embalse para almacenar agua del manantial y acumular la que la lluvia pudiera generar.
Para ello, edificaron una presa de sillares de arenisca colocados en forma de talud escalonado. Dicho escalonamiento (aún hoy apreciable) tenía su correspondencia hacia el interior del embalse (hoy convertido en campo de labor) en un notable talud de arcilla. Los datos topográficos y arqueológicos invitan a pensar que la toma de agua del acueducto de Los Bañales estuvo aquí, en el paraje de Cubalmena.


El origen del agua
La tradición oral atribuye el origen del agua que llegaba a Los Bañales, basándose exclusivamente en la memoria colectiva, a la Fuente del Diablo de Malpica de Arba, pero hasta el momento no ha podido confirmarse este dato y las mediciones de cota realizadas en los más de 9 km en línea recta de recorrido entre este lugar y la ciudad romana lo hacen difícilmente viable, lo que hace pensar que el origen del suministro (caput aquae) es otro.
Por ese motivo, y teniendo en cuenta algunos apuntes de campañas arqueológicas anteriores que citaban una posible presa en el paraje llamado Cubalmena —nombre de por si ya definitorio—, en el actual Plan de Investigación se ha confirmado la existencia de dicha presa, que distaría poco más de 2 km del centro del actual yacimiento, aunque se encuentra ya en el término municipal de Biota.
Cómo se construyó la presa
La estructura descubierta, sin duda se trata de una presa romana, aunque en la actualidad sirve de muro de separación entre dos parcelas de cultivo a distinta altura, pero excavado en su totalidad lo que sería su frontal aguas abajo, se observa un muro de 53 m de largo en forma de arco, realizado con sillares colocados en hiladas escalonadas y apoyado en sus dos extremos sobre dos afloramientos rocosos en los que se apuntalaría para resistir el empuje de la masa de agua. Se han realizado catas en la parte superior del dique, constatando que se construyó sobre un lecho de arcillas que además de apoyo le servía para impermeabilizarlo.
Teniendo en cuenta el tamaño del dique, una altura aproximada de 3 m y la extensión del lienzo de agua según la orografía de la finca superior, se ha calculado que en su momento pudo contener unos 30 000 m³ de agua. Sería el agua proveniente de un manantial actualmente desaparecido –pero que aún perdura en el recuerdo de las gentes y que hace que el terreno actual sea especialmente fértil- así como el agua de la lluvia que recogería de los cerros cercanos por los pequeños barrancos que confluyen en esa misma parcela.
Desde esta presa y rodeando —u horadando— el cerro de Puy Foradado, la salida de agua buscaría el valle en dirección a la ciudad y enlazaría con el tramo elevado del acueducto, aunque de momento no se conoce el punto de arranque ni el modo en el que enlazarían estas dos estructuras.
